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Escrito por Alberto Vidal

En mis expectativas de una viaje a Chile necesariamente tenía que haber un momento para sumergirme en el recuerdo a Pablo Neruda, seguramente el poeta más potente del siglo XX en la lengua española. Y lo hubo.

En 1953 Pablo Neruda y Matilde Urrutia compraron un solar en la falda del cerro San Cristóbal y fueron construyendo la casa poco a poco, con estancias separadas que se comunicaban entre sí mediante pequeños puentes, escaleras y caminitos en torno a un jardín central.

El poeta llamó a la casa “La Chascona” que viene a significar “mujer de pelo abundante, crespo y rebelde” en alusión al pelo de Matilde. El  hogar fue asaltada por los militares tras el golpe de Pinochet.

Neruda falleció a los pocos días de aquel nefasto 23 de septiembre de 1.973 a consecuencia de un cáncer, y sobre todo, de pena. Matilde Urrutia recompuso la casa como pudo y en ella se veló el cadáver de Neruda. Hoy es museo y sede de la Fundación “Pablo Neruda”. Está en el barrio Bellavista, c/Fernando Márquez de la Plata Nº 192.

Nos correspondió un guía magnífico. Enamorado de Neruda, del Chile que él representaba y de su oficio de divulgador.

En la casa hay cientos de recuerdos de Pablo y Matilde. Vajilla, muebles, cristalerías, cuadros, cerámicas, esculturas… y libros. También la medalla y el diploma acreditativo del Premio Nóbel de Literatura. Yo hice la visita levitando. La emoción era tanta que me asomaba por los poros.

La Chascona tiene una librería preciosa. Naturalmente compré un nuevo ejemplar de “Confieso que he vivido” – las memorias del poeta- y algunos libros más.También hay una cafetería. Antes de la visita me tomé un expresso que resultó flojo por subestracción manifiesta.

Cuando acabamos el recorrido pude hablar con el camarero y todo cambió. El guía, mi mujer, mis amigos Conchi y Javier y yo disfrutamos de unos cafés dignos de tal nombre. Prietos, chiquitos, intensos, aromáticos… Era café peruano. Fantástico.

Y mientras, yo leía “Para que tú me oigas, mis palabras a veces se adelgazan como las huellas de las gaviotas en la playa”…

Inolvidable.