Café y vino
Desde hace tiempo muchos productos de alimentación utilizan el lenguaje del vino para que se pueda apreciar mejor las diferentes calidades que existen.
Los tostadores de café queremos que el consumidor final sepa diferenciar los diferentes tipos de café y variedades que existen en el mercado.
Café y vino son dos productos agrícolas, donde sus frutos son comparables en tamaño, forma y sabor. Ambos se deben recoger cuando estén lo suficientemente maduros y tienen dos periodos muy marcados de recolección y proceso. Se identifican por variedad (arábica y robusta), origen y utilizan el mismo lenguaje para describir las percepciones organolépticas de sus bebidas. Los dos productos tienen su profesional dentro de la restauración, porun lado está el SOMMELIER en vino y por otro está el BARISTA en café, estos profesionales saben explicar al cliente la bebida que le van a ofrecer. Hay una diferencia importante en su elaboración, mientras el sommelier solo deberá abrir la botella de manera correcta, el barista tendrá que elaborar su taza de espresso teniendo en cuenta muchos aspectos externos relacionados con el blend (mezcla), la máquina, molino y mano(las 4 Ms del café).
Algunos de las notas que podemos encontrar en los vinos también están en los cafés: cabernet sauvignon (cuerpo, especias, grosella), garnacha (afrutado, dulce), merlot (cereza, herbal, chocolate), syrah (seco, pimienta, frutos secos), pinot noir (seco, frambuesa).
En café cada país de origen dependerá de la calidad de la cosecha, región de cultivo, altitud, grado, método de tueste, por eso en función de una comida podríamos tomar un determinado tipo de café. Brasil: dulce, almendras, cacahuetes. Colombia: chocolate con leche, nueces, caramelo, vainilla. Costa Rica: naranja,mantequilla, melocotón. Etiopía: limón,miel, jengibre. Guatemala: canela, chocolate oscuro, avellana.
Si hacemos una cata de vino y nos ponen uno bueno y otro de peor calidad, inmediatamente los distinguiremos, sin embargo, con el café la gente no es capaz de detectar esas diferencias ya que desconoce las virtudes que tiene que tener un buen café.
Pensamos que los críticos gastronómicos, las revistas especializadas o aquellas de carácter general podrían ayudar a difundir más todo aquello que se esconde detrás de un buen café: aroma, sabor, fragancia, acidez, cuerpo, retrogusto, balance…
Hay otro aspecto que se suele dar con el vino que no sucede con el café, alguna vez se detectan defectos en una botella de vino e inmediatamente el cliente o sommelier la retiran y traen una nueva cosa que muy pocas veces sucede con una taza de café donde muchas veces han podido estropear una buena comida al ser el último producto y el cliente la ha aceptado sin decir nada, el problema aquí sería complicado de solucionar ya que lo que falla muchas veces es el café seleccionado por los clientes de alta restauración.
Os invitamos a realizar una cata de café y vino y comprobar la cantidad de sabores comunes que podemos encontrar en ambos.